miércoles, 23 de enero de 2013

Los herederos de Cervantes en la literatura inglesa por Jesús Carmena

La novela europea en el siglo XVIII. Los herederos de Cervantes y de la picaresca española en la literatura inglesa.

Otros estudios:

  1. 1. Introducción
La sátira es el género literario dominante en Inglaterra durante la primera mitad del siglo XVIII. Por medio de ella se articula la lucha política y literaria, con la finalidad correctora y didáctica de la ridiculización social. La sátira se ejerce en todos los géneros literarios, pero hay que destacar principalmente el extraordinario auge del periodismo crítico: The Spectator, que llegó a vender en 1712 diez mil ejemplares semanales, fue el gran divulgador del pensamiento crítico de su tiempo y fue un azote para la sociedad, que era predominantemente puritana. En este contexto, el Quijote en la Inglaterra de finales del siglo XVII y primera mitad del XVIII pasa,  de ser leído como obra de diversión y risa, a ser paladeado como el más perfecto modelo de la sátira literaria y de costumbres; el caballero manchego pasa de ser considerado un bufón a ser el medio del que se vale Cervantes para satirizar su sociedad.
La novela moderna surge en la Inglaterra de la primera mitad del siglo XVIII a partir de la senda abierta en España en los dos siglos anteriores por la novela picaresca y el Quijote, que dieron entrada a la realidad sin moralizarla en un sentido religioso. Se va abandonando, para las narraciones ficticias en prosa, la opción denominada en inglés romance: ficciones fantásticas, idealizadas y escapistas protagonizadas por caballeros andantes o héroes de la antigüedad. El nuevo género literario elige lo verosímil y va manifestándose gradualmente como el medio más apto para expresar de manera realista las características de la sociedad y la personalidad del hombre contemporáneo, su experiencia moral.  El público lector de la novela es la clase media y, especialmente, el público femenino, que,  a través de las descripciones y situaciones de la realidad cotidiana –caracteres, modas, costumbres, ambientes y contexto socioeconómico– que presenta el nuevo género, observa y enjuicia su propia vida. La novela aparece en la primera mitad del siglo XVIII como el género que mejor manifiesta el ascenso social de la clase media. En resumen, La novela como género literario moderno nació surgió en la literatura inglesa del XVIII como consecuencia de los siguientes factores:
-la necesidad de expresar la nueva sensibilidad y los valores de la clase media que va sustituyendo a la aristocracia como clase dirigente
-la formación de un público lector femenino masivo
-la generalización del tiempo libre
-el reflejo literario de la doble moral sexual en una sociedad puritana.
  1. 2. Los fundadores de la novela moderna inglesa.
2.1. Daniel Defoe (1660-1731).
Es el padre del moderno periodismo inglés; del periodismo realiza la transición hacia la novela como se entiende hoy: una forma de ficción que coloca en el centro del relato a individuos de la clase media con sus conflictos morales.
Defoe procedía de familia humilde y tenía carácter emprendedor. Se dedicó a varios trabajos, desde comerciante a
espía, y era ideológicamente  puritano. Defoe no quería adornar la realidad, sino representarla de manera objetiva y con un estilo asequible a todos los lectores,
Escribió la primera novela inglesa moderna cercana a la crónica y en primera persona, como las novelas picarescas, Robinson Crusoe, publicada en 1719 Se trata de la autobiografía ficticia de un hombre corriente, pero con iniciativa, creatividad y capacidad de adaptación, un modelo de ciudadano inglés de la época del expansionismo comercial y político del imperio inglés.
Además de panfletos políticos y religiosos, poemas satíricos y artículos periodísticos, escribió un importante reportaje, Diario del año de la peste, y dos novelas protagonizadas por mujeres: Moll Fladers (1722) y Roxana (1724).
2.2. Jonathan Swift (1667-1745).
De familia pudiente, con estudios universitarios y pastor anglicano. Es el maestro de la ironía y de la sátira, tanto política como religiosa y literaria. Su principal obra, Viajes de Gulliver, fue publicada como anónimo en 1726 y obtuvo un éxito inmediato.  Es, aparentemente, un libro de viajes con episodios exóticos y fantásticos, pero su contenido es una demoledora crítica de los valores que se estaban imponiendo en la Inglaterra del siglo XVIII, sobre todo, el individualismo y el mercantilismo.  Es, por tanto, una obra  amarga y una  burla despiadada  contra la sociedad inglesa de su tiempo.  Aún así, es una narración tan imaginativa, ingeniosa y sencilla de leer, que el primer libro ha permanecido como un clásico de la literatura infantil.
Obras menores satíricas son  La batalla entre los libros antiguos y modernos (1697), una mofa de las discusiones literarias del momento  e Historia de una bañera(1704) que es  el más divertido y original de sus escritos satíricos que varias formas de pedantería , especialmente en los terrenos de la religión y la literatura.
2.3. Samuel Richardson (1689-1761)
Es el creador de la novela epistolar y dotó a la novela de características sentimentales y psicológicas, sobre todo mediante el análisis de figuras femeninas en la sociedad puritana de su tiempo. Creó uno de los personajes femeninos más característicos  en su novela  Pamela o la virtud recompensada (1740). En la protagonista,  Pamela Andrews, una criada “virtuosa” que consigue casarse con su señor,  aparece una buena dosis de sentimentalismo erótico y unas relaciones amorosas basadas en la hipocresía, el cálculo  y el beneficio económico y social.
También escribió Clarisa (1748) en la que la protagonista, Clarissa Harlowe, huye del pretendiente propuesto por su rica familia para buscar la protección de Robert Lovelace. A partir de ahí se relata casi en forma de” suspense” una violación anunciada.
Richardson, además de las características dichas representa, por el enorme éxito de ventas,  la inclusión de la novela inglesa en el negocio del libro.
2.4. Henry Fielding (1707-1754).
Es el escritor inglés más expresamente seguidor de Cervantes. Fue, además de  novelista, autor dramático, poeta satírico, escritor político y magistrado. Su primera obra, Shamela(1741) es una parodia de la Pamela de Richardson, a la que siguió en 1742 Joseph AndrewsEn estas obras manifiesta un profundo desacuerdo con la moral hipócrita que se refleja en la obra de Richardson. Fielding quiere expresar que la virtud no es un objeto de negociación, sino algo privado y no negociable. En estas parodias manifiesta  expresamente que son obras que siguen las pautas de Cervantes. En Joseph Andrews aparece un personaje plenamente quijotesco, el párroco Adams.
Su obra maestra y una de las obras maestras indiscutibles de la literatura inglesa es  Tom Jones, especie de novela picaresca. El protagonista, con defectos muy humanos, es la figura opuesta al puritanismo generalizado: personaje bienintencionado, generoso e impulsivo.
2.5. Laurence Sterne (1713-1768).
Fue un párroco excéntrico y peculiar y  el escritor inglés (irlandés) más original de su época, hasta el punto de que su obra más conocida, Tristram Sandy (17 59-1767) editada por entregas, es casi una novela experimental. El protagonista  no nace hasta la mitad de la obra, que está llena de divagaciones sobre otros personajes. La figura más atractiva es un personaje quijotesco, el párroco Yorick. Más que argumento, la obra es un constante vagabundeo temático que funciona por asociación de ideas. El autor cita varias veces a Don Quijote y a Sancho, y también a Rabelais.
El otro libro de Sterne, Viaje sentimental, es más sencillo y lineal. Concebido como un diario de un viaje por Francia e Italia, cuenta con enorme gracia los encuentros con diversas mujeres y está escrito en el mejor estilo irónico inglés de su tiempo.
2.6. Tobias Smollett (1721-1771).
Este escritor escocés destacó por sus novelas picarescas en las que introduce un lenguaje brutal y directo, con episodios satíricos y, a veces, grotesco. Destaca por introducir elementos sórdidos y desagradables de la vida inglesa de su tiempo, aspectos no tratados por los escritores anteriores, que se movían en ambientes burgueses. Sus obras principales son Las aventuras de Roderick Random (1748) y su obra maestra, El viaje de Humphrey Clinker (1770) que es una novela epistolar.
  1. 3. Texto para comentar
Henry Fielding , Joseph Andrews
XIV. En el que se narran varias aventuras nocturnas harto singulares, en las que míster Adams se vio expuesto a muchos peligros, en parte debido a su bondad y en parte a sus distracciones.
Cerca de una hora después de finalizar la sobremesa (el reloj de la sala había dado ya las campanadas de las tres), Beau Didapper, cuya pasión por Fanny no le permitía cerrar los ojos, y llevaba todo aquel tiempo urdiendo planes para satisfacer sus deseos, creyó haber dado con un método seguro para triunfar en aquella empresa. Al informarle uno de sus criados de dónde estaba acostada Fanny, se levantó de la cama, se puso los pantalones y la bata y echó a andar con gran sigilo por el corredor que llevaba a la habitación de la muchacha. Al llegar a la puerta de  la que creía alcoba de Fanny, la abrió sin hacer apenas ruido y se introdujo en el  interior. El olor que llegó hasta su nariz no era precisamente el aroma que cabría esperar en el cuarto de una joven tan dulce, y quizá hubiera sido suficiente para enfriar el ardor de un amante menos apasionado. Sin embargo, aunque le costó trabajo encontrar el lecho, porque la oscuridad era absoluta, Beau Didapper se llegó hasta él y, abriendo las cortinas, hizo, reduciendo su voz a un susurro, una excelente imitación de la manera de hablar de Joseph: «Fanny, ángel mío, he venido a informarte de que la historia que oímos anoche es completamente falsa. No soy tu hermano, sino tu amante, y no estoy dispuesto a retrasar un momento más el gozar de ti. Tienes suficientes pruebas de mi fidelidad como para no poner en duda que me casaré contigo, y sería, por tanto, una falta de amor que me negaras la posesión de tus encantos.» Dicho esto, se quitó la poca ropa que llevaba encima y. saltando sobre la cama, abrazó a la que creía ser su ángel con grandes extremos de pasión. Si ya le había sorprendido agradablemente no recibir respuesta, aún se sintió más complacido al descubrir que sus abrazos le eran devueltos con igual ímpetu. Pero este dulce error no se prolongó mucho tiempo, porque tanto él como su amante descubrieron en seguida la equivocación que habían sufrido. Slipslop (pues no otra era la ocupante del lecho) reconoció inmediatamente al que había confundido con Ioseph; en cuanto a Didapper, aunque igualmente consciente de su error, no fue capaz de identificar a la falsa Fanny: el petimetre había visto tan pocas veces y prestado tan poca atención al ama de llaves, que la misma luz le hubiera sido de muy poca ayuda en aquella tarea. Tan pronto como Didappe advirtió su error, trató de abandonar la cama con mucha más celeridad de la que había empleado para entrar en ella; pero la vigilante Slipslop se lo impidió. Porque la prudente ama de llaves, al ver defraudadas sus esperanzas, decidió utilizar aquella oportunidad en provecho de su prestigio. A decir verdad, andaba necesitada de una ocasión para curar las heridas que contra su reputación pudiera haber causado su conducta durante los últimos tiempos; y como Sliplop gozaba de una admirable presencia de ánimo, se le ocurrió en seguida que el desafortunado petimetre había venido a parar sus manos precisamente para restablecer  la buena opinión de su ama sobre su inexpugnable castidad. Por tanto, en el momento  en que Didapper intentó abandonar el lecho Slipslop lo agarró por el faldón de la camisa mientras gritaba con toda la violencia que permitían sus pulmones: «iAh, villano, que has atentado contra mi castidad, deshonrándome quizá mientras dormía! Juraré que me has violado, y haré que te juzguen y que caiga sobre ti todo el peso de la ley.» Didaper trató de librarse antes de que acudiera alguien; pero el ama de llaves no lo dejó escapar. Al aumentar el forcejeo, Slipslop  siguió gritando con más empeño: «iSocorro! iQue me asesinan! iViolación! iA  mí, que me roban!» Mister Adams, instalado en la habitación contigua y todavía despierto meditando sobre las revelaciones del  vendedor ambulante, al oír estas palabras saltó de la cama, y, sin detenerse a cubrir su desnudez, acudió presuroso al cuarto de donde procedían los gritos. Llegándose directamente a la cama a pesar de la oscuridad, tocó la piel del petimetre (porque Slipslopcasi le había arrancado la camisa), y al notarla extraordinariamente suave, y oírle al mismo tiempo suplicar a Slipslop con voz débil que le dejara marchar, no dudó un segundo que Didapper era la joven en peligro de ser violada, por lo que se dejó caer sobre el lecho. Al agarrar al ama de llaves por el mentón y encontrarlo adornado por una barba más bien áspera su certeza creció de punto. Acto seguido rescató a Didapper, que se esfumó instantáneamente; pero, al volverse Adams hacia Slipslop, recibió un puñetazo en las costillas, y, presa de la mayor indignación, trató de devolver el  favor con tanta generosidad, que si la pobre Slipslop hubiera recibido el golpe (afortunadamente para ella, y debido a la oscuridad, fue a parar a la almohada), la buena mujer hubiera exhalado muy probablemente el último suspiro. El vicario, al fallar el impacto
cayó directamente sobre Slipslop, que procuró golpearle y arañarle lo mejor que supo. Tampoco él se quedó atrás en sus esfuerzos; pero, afortunadamente, el ama de llaves se vio favorecida por la total oscuridad reinante. Slipslop empezó en seguida a gritar que era mujer; pero Adams respondió que más bien la creía demonio, y que estaba dispuesto a luchar a brazo partido.
La cólera del vicario se despertó nuevamente al recibir otro puñetazo en las costillas, y respondió, haciendo blanco en el vientre de su antagonista, que comenzó a bramar con suficiente intensidad como para hacerse oír por toda la casa. Adams, agarrándola entonces por el cabello (porque durante la pelea a Slipslop se le había caído el pañuelo con que se lo recogía), le inmovilizó la cabeza contra un travesaño, mientras los dos pedían luz al mismo tiempo. Lady Booby, tan insomne como cualquiera de sus huéspedes, estaba alarmada desde el principio de la refriega, y siendo una mujer con mucha presencia de ánimo, poniéndose una enagua, la bata y las zapatillas, y empuñando una vela, que siempre quedaba encendida en su cámara, se dirigió intrépidamente hacia la habitación de Slipslop, en la que entró justo en el momento en que Adams había descubierto, gracias a los dos promontorios que adornaban el pecho de su rival, que se trataba de una representante del sexo femenino. El vicario concluyó inmediatamente que era una bruja, y afirmó estar seguro de que aquellas ubres daban alimento a una legión de demonios. Slipslop, al ver entrar a lady Booby en la habitación, gritó: «i Socorro, que me violan!», con voz perfectamente audible. Adams, al advertir la luz,
se dio la vuelta en seguida, y vio a milady (como ella a él) cuando su señoría llegaba a los pies de la cama, si bien la modestia de lady Booby, al advertir la desnudez de Adams, le impidió acercarse más. Desde allí empezó a denostar al vicario, declarándole el más perverso de los hombres, y censurando, en particular, su cinismo al escoger su casa por escenario de sus orgías y a su ama de llaves como objeto de su bestial lujuria. El pobre Adams, que acababa de descubrir el sexo de su compañera de cama, y que por vez primera recordó también su desnudez, se sintió no menos confuso que rnilady, ocultándose inmediata- mente bajo la ropa de la cama, de donde Slipslop trató en vano de desalojarlo. Después, sacando fuera la cabeza, en la cual, a manera de ornamento, lucía un gorro de franela, protestó de su inocencia y pidió perdón mil veces a mistress  Slipslop por los golpes que le había dado, jurando haberla confundido con una bruja…

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